La cultura es un factor clave, y tiene un potencial para contribuir al bienestar, transformando valores y actitudes en la búsqueda de resultados objetivos positivos, por ello es necesario fortalecerla. Los indicadores presentados en el siguiente informe forman parte de los “22 Indicadores de cultura para el desarrollo” y están vinculados a la cultura y equidad de género. El indicador objetivo en materia de igualdad de género, nos muestra los retos de la participación política y laboral de la mujer, así como en la normatividad en materia de acoso sexual. Además, volviendo a los indicadores de empleo cultural, podemos destacar que la participación de la mujer en el sector cultural supera ampliamente al de los hombres, mostrándonos así el potencial de la cultura para acortar brechas si se consideran políticas adecuadas.

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IGUALDAD DE GÉNERO

La igualdad de género no sólo está reconocida internacionalmente como pilar del desarrollo sostenible, la igualdad de género puede ir de la mano con el respeto a la diversidad cultural y los derechos culturales cuando está integrada dentro de un marco de derechos humanos que favorezca la inclusión y la igualdad de acceso a derechos y oportunidades. Las políticas específicas e intervenciones en favor de la igualdad de género influyen fuertemente en las actitudes y percepciones de los roles de género y mejoran los niveles de igualdad de género en la práctica. Por otra parte, las actitudes y percepciones culturales desempeñan un papel fundamental en la orientación de dichas políticas y medidas. Sin embargo, las políticas requieren personas: tienen que ser apoyadas por miembros de la comunidad para que sean exitosas y sostenibles. La Dimensión Igualdad de Género examina por un lado las correlaciones o las brechas existentes entre la promoción y la valorización de la igualdad de género a través de políticas y acciones concretas, y por otro las percepciones de la igualdad de género.

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DESIGUALDADES ENTRE HOMBRES Y MUJERES: 0.82/1 (2014)
El contexto para entender los resultados que muestran los indicadores de la dimensión Igualdad de género, comienza en 1995 cuando el Perú suscribe los acuerdos de la Plataforma de Beijing, comprometiéndose a erradicar las brechas de género y toda forma de discriminación por sexo. Al año siguiente se creó el ente gubernamental que se encarga de proponer y ejecutar políticas de desarrollo social en favor de las mujeres. Desde entonces, en este marco se han generado instrumentos, planes y leyes a favor de la igualdad de género, entre los cuales destacamos el Plan Nacional de Igualdad de Género y el Plan Nacional Contra la Violencia hacia la Mujer. El resultado de 0.82/1 dentro de este contexto refleja un grado prometedor de la igualdad de género y de los esfuerzos públicos realizados para elaborar y aplicar eficazmente as leyes, políticas y medidas destinadas a apoyar el disfrute igualitario de oportunidades y derechos de las mujeres y de los hombres. El resultado de Perú indica que las acciones del gobierno son superiores a los de otros países que han implementado los IUCD, ya que la media de los países de las fases test de los IUCD se sitúa en el 0.64/1. Aunque este resultado sea indicativo de un genuino progreso, un análisis detallado de las cuatro áreas cubiertas por el indicador revela deficiencias persistentes que requieren una inversión adicional para mejorar aún más los resultados de igualdad de género.

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Para la población de “25 y más años” el promedio de años de educación para ambos géneros es de 9.9 años. Si observamos la brecha de género, las mujeres cursan menos años de educación (8,7) frente a los hombres (9,9) con una diferencia de 1,2 años de educación. Las brechas más importantes se pueden ver en relación con la fuerza de trabajo y la participación política. Todavía se espera progreso en materia de empleo ya que 55.80% de los hombres están empleados o en búsqueda activa de trabajo, frente al 44.20% de las mujeres. Datos adicionales sobre la brecha salarial de género dentro del empleo sería necesaria para complementar este resultado. Diferencias más significativas todavía se observan en los resultados de la participación política donde persiste un gran desequilibrio ya que en 2012, las mujeres sólo representaban el 22% de los representantes del Congreso de la República. Sobre la legislación peruana en materia de equidad de género, ésta se ha enfocado en la violencia contra la mujer, así como en las cuotas de género de los procesos electorales; el resultado de 0.75/1 muestra que esfuerzos se han realizado para obtener una legislación en materia de “violaciones” o “violencia en el hogar” todavía existen algunas áreas sin cubrir como por ejemplo en el caso de “acoso sexual”, entendido como “perseguir en la calle a alguien sin darle tregua ni reposo, apremiándola o importunando con molestias”, donde no existe legislación específica en el Perú. En conclusión, a pesar de las políticas a favor de la igualdad de género que se vienen desarrollando y aplicando en Perú, aún quedan importantes disparidades por subsanar. Estas políticas requieren y deben estar apoyadas por la sociedad civil tal y como analizaremos en el siguiente indicador.

PERCEPCIÓN DE LA IGUALDAD DE GÉNERO: 77% (2012)
En 2012, el 77.02% de los peruanos percibió positivamente la igualdad de género como un factor de desarrollo. Ese resultado fue obtenido según las respuestas a las preguntas sobre tres ámbitos clave: el empleo, la participación política y la educación. El resultado final es un indicador compuesto, lo que revela que más de dos tercios de la población de Perú ven la igualdad de género como un factor importante para el desarrollo. Las percepciones de los individuos sobre la igualdad de género están fuertemente influenciadas por las prácticas y las normas culturales, y los altos resultados de Perú revelan un compromiso social con la igualdad de género. Las percepciones más favorables se registraron en lo relativo a la educación, en correlación con los resultados objetivos. Cuando se preguntó si “la Universidad es más importante para un varón que para una mujer”, una abrumadora mayoría de 85.5% de la población respondió que no, lo que sugiere que la educación es un ámbito en el que la igualdad de género está ya fuertemente percibida como positiva para el desarrollo. Cuando se preguntó si “Los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres,” una mayoría, ligeramente menor a la anterior, de 80.2% de los encuestados no estuvo de acuerdo, y cuando se preguntó si “Cuando los empleos son escasos, los hombres deben tener más derecho a un puesto de trabajo que las mujeres”, el 65.5% de los encuestados no estaban de acuerdo. Esto significa que aproximadamente el 35% de la población sigue creyendo que los hombres tienen prioridad en lo que respecta al empleo. Mientras que todas las cifras son relativamente altas y no se corresponden con las lagunas actuales en materias de empleo y política. La cifra más sorprendente se refiere a la percepción altamente positiva del papel de las mujeres en la participación política que contrasta con la escasa representación de las mujeres en el Congreso de la República. Del análisis se revelan actitudes y valores contrapuestos de la población con respecto a la igualdad de género y su traducción en resultados tangibles. Por lo tanto, estos resultados muestran la necesidad de reforzar las medidas y la inversión pública para asegurar la transcripción de los valores en resultados y oportunidades efectivas para hombres y mujeres en ámbitos como la política y el empleo.

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