Desde tiempos inmemoriales los antiguos pobladores de nuestro país fueron apasionados por modelar sus más recónditos pensamientos y anhelos. Desde Caral, la civilización madre con miles de años de antigüedad, esculpir, tallar y modelar, constituyen un apasionado quehacer de gran trascendencia y crucial en la concreción de nuestra identidad. Resaltar la importancia de nuestra tradición escultórica, es además reconocer la riqueza de nuestros artistas que hoy siguen dando que hablar al mundo.

 

Por Marcelo Zevallos

Los primeros vestigios de elementos escultóricos modelados en el nuestro país lo constituyen los figurines de barro no cosido encontrados en la ciudad sagrada de Caral, ubicado al norte del departamento de Lima (1) con una antigüedad aproximada de 5.000 años, por otra parte, los litos grabados de Sechin de 3500 años de antigüedad, ubicados en el departamento de Ancash, suponen los primeros bajo relieves grabados en piedra que representan a guerreros / sacerdotes (2) y el trabajo escultórico lítico de la cultura Chavin en el departamento de Ancash está fuertemente ligado a la arquitectura y sus representaciones se basan en personajes antropomórficos con rasgos felinos con una antigüedad aproximada de 3.000 años (3). En el ingreso a nuestra era destaca un hito importante en la escultura prehispánica, la cerámica Mochica, por su singular representación escultórica de divinidades, animales, plantas, complejas escenas y retratos con alta expresividad, desarrollada entre el año100 a.C. Y 700 d.C., en el extenso territorio costa norte peruana (4). La cultura Tiahuanaco, ubicada a20 kilómetrosal sudeste del lago Titicaca, destaca por su excepcional trabajo en piedra como la Portada del Sol (5), cabezas clavas y monolitos que representan a divinidades antropomorfas o personajes míticos y miden entre 2 y7 metroscomo el Monolito Ponce(6).

En el periodo inca la piedra fue el material más usado en la escultura con tallados de gran calidad y tamaño, también usaron el oro y la plata para confeccionar estatuillas de las que se conservan muy pocas ya que el afán de riqueza de los conquistadores los llevo a fundier muchas de ellas (7), este gran imperio floreció por un tiempo corto entre 1.100 d.C. a 1532 d.C.

Iniciado el periodo Virreinal después de 1532, las primeras obras escultóricas eran traídas de Europa y fueron andaluzas con marcada influencia flamenca, ya que era el estilo predominante en Sevilla, como el trabajo realizado por el escultor Roque Balduque (f. 1561), la escultura de este tiempo se pensó siempre en relación a la arquitectura de las iglesias y su demanda estuvo asociada al equipamiento de las mismas con altares, sillerías, cajonerías, monumentos funerarios, púlpitos, retablos, etc., el material principal fue la madera que doraban y coloreaban según el diseño, a diferencia de Europa en el que se usaba principalmente el mármol. Los primeros maestros que aportaron significativamente al desarrollo de las escuelas de talla dorada y en la confección de retablos para las iglesias fueron Bernardo Bitti (1548 – 1610) y en menor cantidad Mateo Pérez de Alesio (1547 – 1606) italianos ambos que llegados al Perú por la gestión de las autoridades jesuitas, iniciando con esto un periodo marcado por el predominio italianista de estilo renacentista tardío o contra maniera; estos maestro empiezan a formar discípulos que posteriormente tomaran la posta y mantendrán el estilo hasta por lo menos mediados de s. XVII, estableciéndose el camino hacia lo que sería el barroco mestizo. Recién en 1620 empieza a manifestarse claramente una apropiación local del estilo barroco occidental con el trabajo de la ebanistería, tenemos el ejemplo de la Sillería coral de la Catedral de Lima realizada entre 1626 y 1632 por el arquitecto y escultura español Pedro de Noguera (1580 – 1660) (8) autor también de la fuente de la Plaza Mayor de Lima, surgieron algunos representantes en el interior del país, en la sierra sur como el esforzado indígena Francisco Tito Yupanqui (f. 1608) de Copacabana, quien tuvo que sufrir burlas y frustraciones para crear la milagrosa y famosa efigie de la Virgen Candelaria, ya para la segunda mitad del s. XVII surge el cusqueño Juan Tomás Tuyru Túpac (activo 1686) que realizaría la imagen de la Virgen de la Almudena.

Desde los inicios del s. XVIII se generalizó el barroco limeño con las características columnas salomónicas, es en este periodo que el escultor mestizo Baltasar Gavilán (1735 – 1760), realiza la estatua procesional de la muerte (Convento de San Agustín) y poco antes en el Cusco Melchor Guamán Mayta producía imágenes muy expresivas en maguey como la efigie de santo Domingo.

A inicios del s. XIX el estilo neoclásico de Matías Maestro (1766 – 1835) adquirió protagonismo encargándosele la redecoración de muchos templos limeños, ocasionando con esto el daños a muchos monumentos barrocos; en Arequipa el presbítero Antonio Pereira y Ruiz admirador del trabajo de Maestro difundió el estilo neoclásico propiciado por el terrible sismo de 1784, de esta manera se cierra el largo periodo del arte colonial.

Luego de 1821 es claro que la iglesia perdió el rol de principal mecenas en la producción artística, la reciente republica peruana se caracterizó por no contar con espacios de exhibición y enseñanza del arte, tomándole tiempo vislumbrar nuevas formas de representación artísticas, por esta razón muchas de las escultura que se lucían en espacios públicos o privados durante este siglo eran producidas en Europa como las estatuas de los doce signos del zodiaco tallados en mármol de la Alameda de los descalzos, inaugurada en 1858, otro ejemplo es el monumento a Colon encargada a Salvatore Rivelli y traído desde Italia e inaugurado en 1860 en la alameda de Acho, este gusto por los monumentos públicos fue tomado como ejemplo por muchas provincias encargando sus esculturas y pilas de agua al estilo capitalino.

A inicios del s. XX destaca el escultor Artemio Ocaña Bejarano (1893 – 1980) autor del monumento a Francisco Bolognesi y el grupo escultórico La Patria (9), su obra buscó recrear los personajes de la Historia de la aun frágil nación. Es gravitante para la historia del arte peruano de este siglo la inaugurada la Escuela de Bellas Artes en 1918, con esto surgen nuevos escultores que posteriormente renovarían la escena cultural, uno de los primeros profesores de la ENBA fue el escultor y arquitecto español Manuel Piqueras Cotolí (1886 – 1937) que diseñó la fachada del edificio bajo el estilo que él llamó “neo-peruano”, en busca de un arte peruano combinando elementos derivados del arte precolombino y del arte colonial, otro escultor que destaca en la primera mitad del siglo es el Huancaíno Ismael Pozo Velit (1905 – 1959), seguidor también de Piqueras, desarrollo su obra en torno a la temática indigenista como lo demuestra la obra La Yunta (10). En la década del 1940 surgen escultores con una estética moderna con interés en la abstracción como: Jorge Piqueras (n. 1925) hijo de Manuel Piqueras Cotolí, Joaquín Roca Rey (1923 – 2004) y Cristina Gálvez (1918 – 1982) esta última, desarrolla su trabajo con una estética también modernista pero desde la figuración con carácter expresionista.

El golpe militar de 1968 corta esta corriente modernista de raíz internacional para promover un neo-indigenismo, en este contexto en el 1976 se otorga el Premio Nacional de Arte al retablista Joaquín López Antay (1897 – 1981) en el rubro de artes plásticas, abriendo la polémica sobre la designación del premio y un intenso debate sobre arte y artesanía (11). Posteriormente, en la década de 1980, se va configurando un interés por el paisaje desértico de la costa peruana que abarcó diferentes medios artísticos, en la escultura destaca la obra monumental de Emilio Rodríguez Larraín (1928 -) (12) y Esther Vainstein (1947 – ) (13 – 14).

 

NOTAS

1.Caral

2. Sechin

3. Chavin

4. Mochica

5. Portada Del Sol

6. Monolito Ponce

7. Estatuilla

8. Sillería Coral

9. Artemio Ocaña Bejarano

10. Ismael Poso Velit

11. Joaquín López Antay

12. Emilio Rodríguez Larrain

13. Esther Vainstein

14. Esther Vainstein

 

FUENTES BIBLIOGRAFICAS

WUFFARDEN, Luis Eduardo / GARCÍA BRYCE, José / MAJLUF, Natalia / VILLACORTA, Jorge / TRIVELLI, Carlo. Arte y arquitectura. Enciclopedia temática del Perú. Lima: Editorial El Comercio, 2004

MAKOWSKI, Cristóbal / STASTNY, Francisco / MAJLUF, Natalia. El arte en el Perú. Lima: Museo de arte de Lima, 2001

DELFÍN, Víctor / MOLL, Eduardo / BERNASCONO Carlos / CORCUERA, Arturo. Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú. Lima: Fondo editorial ENSABAP, 2009

 

Créditos foto: Paolo López

Estela de Raimondi, tallado insuperable, tradición y herencia de nuestros ancestros.

 

 

 

Escultura de mujer tallada en madera, encontrada en Santuario de Pachacamac.

Escultura de José Tola en Miraflores. Foto: Roberto Ochoa | LaRepublica.pe

Comparte!Share on Facebook0Tweet about this on TwitterShare on Google+0Email this to someone

Participa

Comentarios

Mostrar en Mapa Cultural