Un proyecto expositivo de Anto Milotta, Zlatolin Donchev y Arianna Spanò bajo la curaduría de Massimo Scaringella

En el marco de la 14ª edición de la Giornata del Contemporaneo la Embajada de Italia y el Istituto Italiano di Cultura de Lima inaugurarán este jueves 11 a las 7:30 p.m. la exposición “Sólo quienes sueñan pueden mover montañas”, de los artistas Anto Milotta, Zlatolin Donchev e Arianna Spanò, realizada bajo la curaduría de Massimo Scaringella. En la galería del IIC (Av. Arequipa 1055, Santa Beatriz). La muestra continuará hasta el 10 de noviembre. El Ingreso libre y el horario de visita es de lunes a sábado de 9 am a 9 pm y los sábados de 9 am a 7 p.m.

Los artistas presentan un proyecto expositivo que es la última etapa del recorrido iniciado más de un año atrás. Su propuesta es un viaje al mismo tiempo físico y espiritual, que transforma el espacio en un lugar de escucha, recepción y transmisión. La estética de los dispositivos en la puesta en escena de la difusión sonora del audio, de la amplia proyección de video, de los expositores de hallazgos y de las obras escultóricas y pictóricas en pared, confieren al espacio una aura de recogimiento y fruición ritualista. El proyecto reúne una serie de trabajos inéditos, producidos durante el periodo de residencia en el centro cultural Joicy V. Bartra de Chazuta y en el Istituto Italiano di Cultura de Lima. El título de la muestra, inspirado en el filme Fitzcarraldo de Werner Herzog, enfatiza la dimensión onírica vinculada a la cosmología indígena y redefine su pertinencia en el contexto actual, donde las montañas simbolizan la máquina del poder y el sueño representa la voluntad de un pueblo de oponerse a su avance. Esta exposición es posible gracias a la Accademia Ligustica di Belle Arti de Genova, el Departamento de Escultura de la Facultad de Arte PUCP y el ICPNA

SOBRE LA EXPOSICIÓN

El artista es un sujeto político que contribuye al progreso social a través del instrumento estético. Su actividad no es colateral ni está subordinada a la teoría política, sino que debe considerarse en el mismo plano, tanto para comprender como para crear el mundo. Su legitimidad viene de una necesidad, en la que la supervivencia estética no está estrictamente vinculada a un resultado práctico, sino a un impacto emocional que pone a todos los que entran en contacto con su obra en una simbiosis metafórica de diálogo. Un lenguaje universal, donde la creatividad busca una integración concreta con la realidad y con el entorno, que inevitablemente la enfrenta con el contexto visual. La mirada se convierte en un instrumento no solo para investigar, revelar, descifrar, sino también como un medio para afirmar, enunciar y comunicar. Lo visible se impone, claramente, solo por lo que es, y no por lo que representa, acentuando el poder antropológico de todo el arte.

Esta actitud invierte la idea romántica del hombre en relación a la naturaleza, considerando la urgencia de su preservación, y en esta línea conceptual de hacer arte, se concentra la práctica artística del colectivo Anto.Milotta, Zlatolin Donchev y Arianna Spanò. En el proyecto Solo que sueñan pueden mover montañas, desarrollado en diferentes etapas, desde 2017 hasta la actualidad, en la Amazonía peruana en contacto directo con los pueblos indígenas, los artistas han llevado a cabo una obra que se desarrolla a través de emociones escritas en un cuaderno de viaje, casi recalcando el diario que el director Werner Herzog escribió durante el rodaje de una de las películas de culto del cine mundial Fitzcarraldo con un legendario Klaus Kinski.

El proyecto está dividido en cinco obras inéditas, producidas durante el período de residencia en el centro cultural Joicy V. Bartra de Chazuta y el Istituto Italiano di Cultura de Lima.

La instalación Subtítulos conduce a una dimensión íntima e inmersiva, cuyo ritmo está dictado por una voz narrativa – que puede ser escuchada con audífonos – y por la proyección, en la pared, de los mismos contenidos en español. El trabajo reflexiona sobre el período de permanencia en Iquitos y en varias comunidades, a través de los ríos Ucayali y Marañón, durante el cual se anotaron las impresiones y sensaciones en un cuaderno de viaje, como para cristalizar cada detalle de esta experiencia. Subiendo el río Huallaga, llegando a la comunidad de Chazuta, el diario cambia de forma: deja de detallar los días y se abre a una narración más onírica que anula cualquier referencia temporal.

En contraposición, la extensa proyección de video Sólo quienes sueñan pueden mover montañas es como una erupción, donde los fragmentos de la realidad estallan en un fondo verde, capturados para documentar impresiones a veces fugaces, a veces dilatadas en el tiempo. El sonido se divide en dos, a través de diferentes canales de audio, entrecortando contenidos poéticos con un ruido impetuoso. El material audiovisual, recopilado durante el viaje, incluye entrevistas concertadas, fragmentos de vida, paisajes naturales, momentos evocadores de rituales, recorridos, talleres, etc. Entre ellos se destaca la puesta en escena de una acción simbólica que recuerda a la de la película Fitzcarraldo. El altoparlante, similar, en su aspecto, al gramófono de la película, revierte conceptualmente su función, ya que elige transmitir la conciencia que derriba e impacta en el presente de una sociedad en transformación. Las palabras de Carlos Pérez, grabadas en una entrevista durante el VIII Foro Social Panamazónico de Tarapoto, sintetizan la poética del proyecto. La entrevista reeditada fue transmitida por la radio Ucamara de Nauta, para ser posteriormente capturada por el dispositivo sonoro y difundir el mensaje en las zonas donde la voz del movimiento aún no se escucha.

En el perímetro del espacio de la exposición, los artistas presentan dos instalaciones diferentes. En las paredes, la obra Grafiti representa figuras relucientes que se iluminan como visiones astrales, signos que se convierten en constelaciones en el resplandor de la sala. Mientras que, en la columna central, se mimetiza la escultura La soga del alma y, como una planta enredadera, establece el contacto entre el cielo y la tierra, enfatizando la conexión vertical entre estos dos niveles.

Finalmente, en la vitrina Mesa expositor ubicada en el centro de la sala, las 46 fotos instantáneas, tomadas en 2017, se entrelazan con varios objetos recolectados durante la segunda residencia. Las muestras representan experiencias visuales, sonoras, táctiles, gustativas y olfativas experimentadas durante el largo viaje.

El proyecto, en su conjunto, se introduce en una rama determinada de la antropología, aquella visual, atenta a los cambios etnográficos y sociales provocados por la globalización. Este campo de estudio, que se nutre de la producción de imágenes, se encuentra cercano a la búsqueda de los artistas Milotta, Donchev y Spanò. Su práctica se interesa en la relación natural-artificial y encuentra en el equilibrio de estas dos fuerzas antitéticas un progreso responsable donde el hombre se reconoce en el macrocosmos.

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