La investigadora peruana Margarita Saona nos comparte algunas reflexiones sobre su libro Memory matters in transitional Peru, editado en Londres en 2014. Su investigación gira en torno a los discursos visuales y las posibilidades de las imágenes para reconstruir hechos y despertar formas de identificación con el sentir ajeno.

Por Fiorella López

saona

La investigadora Margarita Saona se desempeña como docente en la Universidad de Illinois (Chicago-Estados Unidos). Su investigación Memory matters in transitional Peru, examina los mecanismos activados por el arte y monumentos construidos para conmemorar eventos traumáticos a nivel social, buscando establecer algunas respuestas sobre qué es aquello que nos hace incorporar el pasado sufriente de los demás como un doloroso legado de los nuestros.

¿En qué contexto surge tu interés por los discursos visuales y la violencia política, y cuáles son las investigaciones que has llevado a cabo a partir de ello?

En el año 2004 tuve la oportunidad de visitar por primera vez la exhibición Yuyanapaq en la Casa Riva Agüero en Chorrillos. Me impactó enormemente por muchos motivos: por un lado, por supuesto, por la fuerza de las imágenes mismas; pero, por otro lado, fue el concepto de “relato visual” con que la CVR presentaba la exhibición el que me llevó a tratar de elucidar todo lo que significa “relatar” con imágenes.

Yo venía del campo de la literatura y si bien siempre sentí que había que explorar una realidad más allá de la palabra, no tenía experiencia trabajando con lo visual. Empecé por estudiar la forma en la que el discurso de la CVR presentaba a la fotografía como un medio capaz de, simultáneamente, producir evidencia de los hechos y conmover al público. Estas premisas, sin embargo, no son necesariamente axiomáticas, no son verdades que todos aceptemos sin dudar. Se me plantearon entonces dos preguntas: la primera tiene que ver con el aspecto mimético de las imágenes: ¿Cómo es que las imágenes, las fotográficas y las que no lo son, representan la realidad? ¿Cómo y cuándo las consideramos evidencia de lo real? La segunda pregunta se relaciona con la recepción de las imágenes: ¿por qué ciertas imágenes nos conmueven? ¿Qué procesos de identificación se producen cuando vemos fotografías (o dibujos)?

Desde entonces he estado intentando responder estas preguntas y he publicado varios artículos que de una forma o de otra se conectan con la visualidad y la representación de la violencia: por ejemplo, sobre Yuyanapaq, “The Knowledge that Comes from Seeing: Yuyanapaq and the Peruvian Truth and Reconciliation Commission,” publicado en Human Rights and Latin American Cultural Studies. Hispanic Issues; sobre la exhibición “Si no vuelvo, búsquenme en Putis” de Domingo Giribaldi, “Las cosas: Metonimia y memoria en la conmemoración de traumas sociales”; sobre las imágenes de varones en la fotografía y el cine vinculados a la violencia política, “Cuando la guerra sigue por dentro: Posmemoria y masculinidad entre Yuyanapaq y Días de Santiago” publicado en Inti: Revista de literatura. Mi libro, Memory Matters in Transitional Peru, expande estos temas y trata además de mecanismos específicos de referencialidad, como el uso de la metonimia y del nombre propio, y del uso de espacios para la conmemoración de traumas sociales.

¿Cuáles son los hallazgos de la investigación llevada a cabo para Memory matters in transitional Peru y cuáles son sus principales contribuciones a los estudios de memoria y a los procesos de reconciliación en el contexto peruano?

Mi intención en Memory Matters in Transitional Peru no era hacer un recuento de todas las iniciativas de memoria que existen en el país. Ni siquiera intento presentar todas las clases de iniciativas que he encontrado. Aunque trabajo con el caso peruano, los mecanismos que investigo son comunes a iniciativas que buscan crear memoria colectiva en otros ámbitos también. Mi intención era entender ciertos dispositivos que se repiten en algunos proyectos de memoria y que son capaces de producir formas de identificación y de empatía.

La pregunta central del libro es cómo estos objetos –fotos, pinturas, páginas web, museos, intervenciones callejeras- generan aquello que llamamos memoria colectiva. ¿Por qué podemos decir que “recordamos” lo que ocurrió en Putis o Chuschi o Tarata si no estuvimos ahí? ¿Qué hacen los monumentos, los dibujos, las fotos para generar en nosotros la sensación de “recuerdo”? Tratar de responder a estas preguntas me ha llevado a perspectivas fenomenológicas y cognitivas que no son las más usuales en los estudios de memoria de trauma social. Creo que el principal aporte del libro es esa posibilidad de comprender formas específicas en que el arte y la cultura nos llevan a recordar en colectivo.

Afiche de “Un día como hoy” del proyecto de intervención en el espacio público virtual “Un día en la memoria”, de Mauricio Delgado.

Afiche de “Un día como hoy” del proyecto de intervención en el espacio público virtual “Un día en la memoria”, de Mauricio Delgado.

Foto de la serie “Lugar de Memorias”, intervención realizada en una hondonada ubicada en el kilómetro 1.5 de la Autopista Ramiro Prialé, conocida como “La Boca del Diablo” (Huachipa), lugar donde se enterraron los cuerpos de las víctimas de la Cantuta. La serie conforma el proyecto “Aquí se violaron Derechos Humanos”, del Museo Itinerante Arte por la Memoria. Fotografía: Karen Bernedo.

Foto de la serie “Lugar de Memorias”, intervención realizada en una hondonada ubicada en el kilómetro 1.5 de la Autopista Ramiro Prialé, conocida como “La Boca del Diablo” (Huachipa), lugar donde se enterraron los cuerpos de las víctimas de la Cantuta. La serie conforma el proyecto “Aquí se violaron Derechos Humanos”, del Museo Itinerante Arte por la Memoria. Fotografía: Karen Bernedo.

Foto de la escultura de Lika Mutal, “El ojo que llora”, inaugurado en 2005, el cual rinde homenaje a las víctimas del conflicto armado interno. Fotografía: Margarita Saona.

Foto de la escultura de Lika Mutal, “El ojo que llora”, inaugurado en 2005, el cual rinde homenaje a las víctimas del conflicto armado interno. Fotografía: Margarita Saona.

Centrándonos en el tema de las imágenes ¿Consideras que son un medio más apto para la reflexión sobre la memoria social y la identidad colectiva? ¿De qué maneras puede contribuir a abordar desde nuevas perspectivas el periodo del conflicto armado interno peruano?

No creo que las imágenes sean necesariamente un medio más apto que otros para reflexionar sobre la memoria y la identidad, aunque sí es un medio enormemente efectivo. Creo que necesitamos medios múltiples y diversos que apelen a distintas sensibilidades. Las imágenes presentan ciertas posibilidades, como también lo hacen la música, el teatro, la palabra oral y escrita. En un país tan fragmentado como el nuestro cualquier medio que sea capaz de recordarnos aquello que nos vincula es válido. Dicho esto, considero que las imágenes son enormemente versátiles: pueden ayudarnos a reconstruir hechos o pueden producir metáforas que despierten en nosotros formas de identificación con el sentir ajeno.

Por un lado solemos aceptar la idea de que la fotografía genera una traza de lo que realmente sucedió, un testimonio visual. Por otro lado, una imagen puede sugerir asociaciones al mostrarnos, por ejemplo, los vestigios de la destrucción, o puede provocar identificación al reflejar las emociones en los rostros. De formas que trascienden las diferencias lingüísticas, la fotografía puede apelar tanto a aspectos racionales como a aspectos emocionales en nuestra forma de comprender el mundo.

Si aceptamos que parte de lo que permitió que se cometieran atrocidades con gran parte de nuestra población fue la indiferencia de sectores que no se identifican con el universo de las víctimas, las imágenes podrían ayudar a combatir esa indiferencia al exponer los hechos que han preferido ignorarse y al promover formas de mirar que permitan que nos veamos en los otros. Sin memoria social y sin identidad colectiva no puede existir comunidad. El problema peruano va más allá de los horrores sufridos durante las dos décadas estudiadas por la CVR. Ese problema tiene que ver justamente con el hecho de que el Perú jamás produjo una “comunidad imaginada” inclusiva, nunca tuvimos realmente una “imagen” de la nación que nos reconociera a todos como ciudadanos con iguales derechos y deberes. Tal vez las imágenes recogidas por la fotografía pueden ofrecer un mosaico en el que podríamos vernos y, ojalá, admitir la necesidad de reparar el daño de siglos de no reconocernos como parte de la misma nación.

 Foto de la excavación de La Hoyada, Ayacucho. Fotografía Margarita Saona.

Foto de la excavación de La Hoyada, Ayacucho. Fotografía Margarita Saona.

Documentación sobre la investigadora: 

Página personal de Academia:

https://uic.academia.edu/MargaritaSaona

Texto que forma parte de la introducción del libro Memory matters in transitional Peru:

https://he.palgrave.com/resources/sample-chapters/9781137290168_sample.pdf

-Artículo Las cosas: Metonimia y memoria en la conmemoración de traumas sociales:

http://www.celarg.org/int/arch_publi/saona.pdf

Otros enlaces:

-Exposición fotográfica Yuyanpaq: Para recordar:

http://www.cverdad.org.pe/apublicas/p-fotografico/t-fotosicono.php

-Proyecto “Un día en la memoria” de Mauricio Delgado:

http://undiaenlamemoria.blogspot.pe/

-Proyecto intervención “Aquí se violaron los derechos humanos” del Museo Itinerante Arte por la Memoria

http://aquiseviolaronderechoshumanos.blogspot.pe/2013/04/intervencion-01-la-boca-del-diablo-km.html

FICHA TÉCNICA DEL LIBRO

Londres: Palgrave Macmillan, 2014

Número de páginas: 159

Tamaño: 13.7 x 1.8 x 22.3 cm
Idioma: inglés

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